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Análisis Textos Folclóricos: "La princesa y el guisante", "La niña de los fósforos" y "La Bella Durmiente"

TEXTOS FOLCLÓRICOS:

Hans Christian Andersen debe su celebridad a las magníficas colecciones de cuentos de hadas que publicó entre 1835 y 1872. Algunas de sus creaciones son relatos como El patito feo, La sirenita, El soldadito de plomo, El sastrecillo valiente o La reina de las nieves, tan divulgados y conocidos que a veces son tenidos por cuentos tradicionales anónimos. Por su poderosa inventiva y la equilibrada sencillez de su estilo y de su técnica narrativa, Andersen es el primer gran clásico de la literatura infantil.

El primer texto folclórico que presento es el relato de “La princesa del guisante”. Recuerdo este cuento con gran estima, ya que mi madre nos contaba estos cuentos a mi hermano y a mi antes de irnos a dormir todas las noches. Tengo este gran recuerdo de mi infancia que me gustaría transmitir a mis futuras generaciones ya sea en la familia o con mis niños en el aula. Y éste especialmente era uno de mis favoritos, me intrigaba mucho saber que había pasado con el guisante.

Los textos folclóricos son importantes en el aula para que los niños encuentren placer en el saber, dejarse llevar por la historia simplemente por el disfrute de la misma, no para que cambien su vida, sino para descubrir y experimentar, para crecer como personas.

He elegido este este texto, a parte de la estima que siento hacia él, porque creo que es importante que los niños se sumerjan en este tipo de cuentos, donde existe la fantasía y no los versionados por las compañías de televisión, que acaban quitándole realmente la magia.

Muchos pedagogos y psicólogos han dado importancia a trabajar el texto folclórico dentro del aula debido a que con ellos podemos transmitir a los niños la importancia de la literatura y su transmisión oral. Los cuentos siempre están abiertos a cambios mientras no pierdan su esencia.

PRIMER TEXTO FOLCLÓRICO: “La Princesa del guisante”. (Cuento de Hans Christian Andersen)

Erase una vez un príncipe que quería casarse con una princesa, pero esta tenía que ser una princesa verdadera.
Ilustración 1: "La princesa 
y el guisante"

Recorrió el mundo a caballo buscando su princesa ideal pero no la encontraba. A cada lugar y castillo nuevo que llegaba se encontraba con la princesa de ese reino pero todo le parecía sospechoso.

De nuevo regresó a su castillo, algo triste y melancólico, no podía sacarse de la cabeza su idea principal era encontrar a una auténtica princesa.
En una tempestuosa tarde, la cual los rayos y relámpagos no paraban de sonar junto con la lluvia chocando en los alfeizar de las ventanas, se oyó que llamaban a la gran puerta principal del castillo y el rey, el padre del príncipe acudió a abrir la puerta.

Al otro lado de la puerta había una princesa, mojada y con frío bajo la lluvia:
- Santo Dios!, muchacha, ¿qué haces a estas horas y con la que está cayendo bajo la lluvia?.- dijo el rey echándose las manos a la cabeza.- Pasa muchacha, no te quedes ahí fuera, la noche no nos acompaña y con este frío aún menos.

Cuando el Rey vio a la muchacha a la luz de la chimenea y los candelabros se fijó en que el agua le chorreaba por el cabello largo y rubio y por su vestido llegando hasta sus zapatos y resbalando por los tacones.

A pesar de su atuendo ella le decía al rey que era una princesa.

La reina al verla exclamó: ¡Pronto lo veremos! Y sin decir una palabra más se fue al dormitorio, levantó la cama y puso un guisante sobre la tela metálica, después mandó poner encima veinte colchones y encima de estos otros tantos edredones.

La reina regresó al salón donde había dejado al rey y a la muchacha y la condujo hasta la habitación.
- Si eres realmente una princesa, no te importará dormir en esta cama y en esta habitación.

A la mañana siguiente, en el desayuno, le preguntaron a la muchacha:
¿qué tal has dormido, princesa?.
¡Oh, muy mal!.- Dijo ella.- No he pegado ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! ¡Era algo tan duro, que tengo todo el cuerpo lleno de cardenales! ¡Horrible!.

Entonces los reyes se dieron cuenta de que era una princesa de verdad, puesto que a pesar de los veinte colchones y edredones había sentido el guisante. Nadie sino una princesa, podría ser tan sensible.

Fue entonces cuando el príncipe que había buscado sin cesar a su princesa deseada la tomó por esposa, pues se había convencido de que se casaba con un princesa verdadera, hecha y derecha.

El guisante finalmente pasó a un museo, donde aún puede verse, si nadie se lo ha llevado.

********

ADAPTACIÓN:
  • He tenido que ajustar y adaptar el lenguaje a nuestros tiempos, ya que la historia está escrita en castellano antiguo.
  • Un adulto puede llegar a entender fácilmente la prosa de este texto, pero un niño no lograría entenderlo del todo.

ANÁLISIS:

En esta historia tenemos dos personajes principales, la princesa verdadera y el guisante sobre el que duerme la muchacha cobrando así un gran protagonismo en la historia, como personajes secundarios tenemos al príncipe, a los reyes y al resto de princesas de cada reino.
Los valores que nos enseña este cuento son:
  • no dejarse engañar por las apariencias, de tantas princesas a las que el príncipe visitó no fue capaz de encontrar ninguna que le gustara, ni por su apariencia, la corona o por el reino.
  • El azar fue el que le llevó a conocer a su verdadero amor.
  • La identidad de una persona, el aspecto de una persona, a veces nos puede ver lo que no es realmente.
  • La generosidad, los reyes acogen a una desconocida en su casa, sin saber realmente quien era hasta que ella se sincera y les dice quién es.
  • Y la sinceridad de la princesa, que en un primer momento no dijo quien era porque no quería que la juzgaran ni por su aspecto ni por quién era ella, hasta que más tarde acabó diciéndolo, después de ver lo buenos que habían sido con ella, protegiéndola del frío y de la lluvia en una gélida noche.



ACTIVIDAD PROGRAMADA: edad 5 años.
Ilustración 2: "Libro -
La princesa y
el guisante"

Para trabajar este cuento con los niños de 5 años en el aula, nos sentaremos todos en círculo en nuestro rincón de lectura sentados en cojines y apoyados en ellos para estar lo más cómodos posible.

Podemos utilizar un libro ilustrado con la historia para contar el cuento, contaremos y relataremos la historia acompañándolo de imágenes donde los niños podrán ver como transcurre la historia, e incluso, ellos podrán ser partícipes de la misma, mientras que el educador narra la historia puede preguntarles a los niños, que creen que va a ocurrir en un momento dado.

Después de contar toda la historia, podemos hacer un pequeño coloquio para que los niños relaten ellos mismos aquello que les ha llamado más la atención de la historia, que les ha parecido importante, cuáles han sido sus emociones, etc.

A la edad de 5 años, los niños desarrollan el concepto de identidad individual y su autoestima; tienen una vida rica imaginativa y abundante, que le ayuda a entender lo real. Desarrolla su capacidad de percepción selectiva y observación. En cuanto a la comprensión, suele recurrir a ilustraciones para verificar aquello que está comprendiendo. Los cuentos le permiten fantasear de manera verosímil, enriqueciendo así su mundo interior. Los temas favoritos a esta edad son historias donde aparecen personas, lugares, cosas que pueden asociar con su entorno familiar, los libros con imágenes ayudan a su entendimiento. La sucesión de acciones suele ser más motivadora que el argumento en sí.


SEGUNDO TEXTO FOLCLÓRICO: “La niña de los fósforos”.

En la última noche del año, nevaba y hacía frío, estaba empezando a oscurecer, era la noche de San Silvestre.
Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña llamada Flora, descalza y con la cabeza descubierta.
Cuando salió de casa si llevaba zapatillas, pero no le habían servido de mucho. Eran unas zapatillas que su madre le había regalado y que a la pequeña le quedaban grandes, cuando cruzó la calle corriendo entre dos coches las perdió. Una de las zapatillas salió volando y no hubo manera de encontrarla y la otra se la había quedado un niño que andaba jugando por allí.

Por ello Flora, andaba descalza, con sus pies desnudos, completamente amoratados por el frío. Flora también lucía un delantal, donde llevaba un puñado de fósforos dentro de un bolsillo y un paquete en la otra mano.

En todo el día no había conseguido vender ni un solo paquete, nadie le había comprado nada. Mientras regresaba a su casa con frío y hambrienta, los copos de nieve caían sobre su largo pelo rubio y sus hermosos rizos le cubrían hasta el cuello.

Al doblar la esquina en una calle hacia su calla, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Intentaba encoger sus piececitos todo lo posible, pero el frío le invadía por todas partes y no se atrevía a volver a casa, sabía que si su padre se enteraba porque no había vendido ni un sólo fósforo la castigaría.

Decidió encender un fósforo, intentando encontrar algo de calor, lo frotó contra la pared para poder calentarse los dedos.


Sentía que quemaba mucho.
De pronto vio una pequeña luz, una luz maravillosa, que salía de la llama del fósforo.

En ese momento se imaginó estar sentada junto al fuego que salía de una chimenea. Flora alargó los pies para calentárselos a su vez, pero la pequeña llama se extinguió y se quedó allí sentada con el resto de la cerilla consumida en su mano.

Decidió encender otra cerilla, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvía a ser transparente como si fuese de gasa y Flora pudo ver en su interior una habitación donde estaba puesta la mesa, cubierta con un mantel blanco y una vajilla reluciente. Un pollo asado humeaba deliciosamente relleno de ciruelas y manzanas.

Lo mejor de todo es que el pollo salió fuera de la fuente y con un tenedor y cuchillo a sus espaldas se dirigió hacia Flora. Pero en aquel momento el fósforo se apagó de nuevo, dejando tan solo la gruesa y fría pared.

De nuevo Flora encendió una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y bonito que el que recordaba de la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante.

Muchas velitas, ardían en las ramas verdes y de éstas colgaban pequeño adornos decorados, iguales a los que había visto en los escaparates de las tiendas.

Flora levantó sus dos brazos y entonces el fósforo se apago de nuevo.

Cuando miró al cielo, se dio cuenta de que todas las luces brillantes que había visto provenían del cielo, una de ellas planeó en el firmamento una larga estela de fuego.

«Alguien se está muriendo».- pensó Flora, pues su abuela, la única persona que la había querido, cuando murió le dijo.- Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Flora, encendió de nuevo otra cerilla contra la pared, que iluminó de inmediato el espacio y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.

- ¡Abuelita!.- exclamó la pequeña.- ¡Llévame contigo!. Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la chimenea, el pollo asado y el árbol de Navidad.

Flora, se apresuró a encender más fósforos de los que le quedaban, por no perder a su abuela, y los fósforos brillaron con una luz más clara que el pleno día.

La abuela nunca había sido tan alta y hermosa, tomó a la niña del brazo y las dos envueltas en un gran resplandor, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña Flora sintiera ya frío, hambre ni miedo. Había subido al cielo.

Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la niña, con las mejillas rojas y la boca sonriente, muerta de frió en la última noche del año Viejo.


La primera mañana del Año Nuevo iluminó el cadáver de la niña sentado con sus fósforos, un paquetito de los cuales había consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!» dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el resplandor con que en compañía de su abuela, había visto, y había subido a la gloria del Año Nuevo.

******

ADAPTACIÓN:
  • Le he puesto nombre a la niña de los fósforos para sentirla más cercana.
  • En lugar de decir que el padre la pegaría como cuenta la historia real, lo he cambiado por castigo, los niños no necesitan saber que hay padres que pegan a sus hijos. Dejarían de creer en sus padres y son demasiado pequeños para saber que estas cosas si pasan en la vida real.

ANÁLISIS:

El segundo texto de que presento, también del mismo autor que el primero forma parte de mi infancia, recuerdo que aunque me parecía una historia triste porque la niña siempre estaba sola y pasaba frío con la nieve, me parecía mágico todo lo que la niña podía ver a través de las cerillas. Supongo que por la magia de la Navidad.

En esta historia, podemos ver que la personaje principal de la historia de la niña que vendía sus fósforos para poder sobrevivir un día más. Como se sabe, en los textos folclóricos hubo mucha polémica por presentar a las mujeres que debían ser salvadas, se decía que había cierto machismo, pero una vez más con esta historia, podemos descubrir que la niña del cuento era soñadora y una superviviente, capaz de enfrentarse a todo, con tal de salir adelante., aunque al final no lo lograra. Aunque sí logró reunirse con una de las personas que más había querido, su abuela en el cielo.

Un punto importante para analizar es que el autor tuvo una niñez caracterizada por la pobreza, el alcoholismo de su madre y el fallecimiento de su padre cuando era niño. Estos hechos probablemente influenciaron los personajes que creó para sus libros.

Actividad en el aula: edad 4 años

Para contar este cuento, realizaremos un pequeño guiñol con marionetas que serán las protagonistas de contar el cuento.

Los niños y niñas del aula, se sentarán en el suelo, todos juntos lo más cómodamente posibles y se dispondrán a ver la función.

Cuando acabemos la representación, podemos dejar a los niños y niñas del aula interactuar con las marionetas, para ver si son capaces de interpretar ellos mismos lo que han visto, oído y sentido al ver la historia contada de esta manera.

El niño a esta edad desarrolla cierta capacidad de interpretación “mágica” de la realidad. Construirá sus conceptos a través de la interpretación de la realidad, aumentando también su vocabulario a enorme velocidad.


TERCER TEXTO FOLCLÓRICO: “La Bella Durmiente” (Un cuento de los Hermanos Grimm).

Hace muchos años vivían un rey y una reina quienes cada día decían: "¡Ah, si al menos tuviéramos un hijo!" Pero el hijo no llegaba. Sin embargo, una vez que la reina tomaba un baño, una rana saltó del agua a la tierra, y le dijo: "Tu deseo será realizado y antes de un año, tendrás una hija."
Ilustración 4: "La bella
Durmiente"

Lo que dijo la rana se hizo realidad, y la reina tuvo una niña tan preciosa que el rey no podía ocultar su gran alegría, y ordenó una fiesta. El rey invitó a sus familiares, amigos y conocidos, también a un grupo de hadas con las que guardaba una gran amistad, para que fueran generosas con la niña le brindaran algunos dones. Eran trece estas hadas en su reino, pero solamente tenía doce platos de oro para servir en la cena, así que tuvo que prescindir de una de ellas.

La fiesta se llevó a cabo con el máximo esplendor, y cuando llegó a su fin, las hadas fueron obsequiando a la niña con los mejores y más portentosos regalos que pudieron: una le regaló la Virtud, otra la Belleza, la siguiente Riquezas, y así todas las demás, con todo lo que alguien pudiera desear en el mundo.

Cuando la décimoprimera de ellas había dado sus obsequios, entró de pronto la décimotercera. Ella quería vengarse por no haber sido invitada, y sin ningún aviso, y sin mirar a nadie, gritó con voz bien fuerte: "¡La hija del rey, cuando cumpla sus quince años, se punzará con un huso de hilar, y caerá muerta inmediatamente!" Y sin más decir, dio media vuelta y abandonó el salón.

Todos quedaron atónitos, pero la duodécima hada, que aún no había anunciado su obsequio, se puso al frente, y aunque no podía evitar la malvada sentencia, sí podía disminuirla, y dijo: "¡Ella no morirá, pero entrará en un profundo sueño por cien años!"

El rey trataba por todos los medios de evitar aquella desdicha para la joven. Dio órdenes para que toda máquina hilandera o huso en el reino fuera destruido. Mientras tanto, los regalos de las otras doce hadas, se cumplían plenamente en aquella joven. Así ella era hermosa, modesta, de buena naturaleza y sabia, y cuanta persona la conocía, la llegaba a querer profundamente.

Sucedió que en el mismo día en que cumplía sus quince años, el rey y la reina no se encontraban en casa, y la doncella estaba sola en palacio. Así que ella fue recorriendo a todos los lugares que pudo, miraba las habitaciones y los dormitorios como ella quiso, y al final llegó a una vieja torre. Subió por las grandes escaleras de caracol hasta llegar a una pequeña puerta. Una vieja llave estaba en la cerradura, y cuando la giró, la puerta se abrió. En el cuarto estaba una anciana sentada frente a un huso, muy ocupada hilando su lino.
- "Buen día, señora,".- dijo la hija del rey, ".- ¿Qué haces con eso?"
- "Estoy hilando,".- dijo la anciana, y movió su cabeza.
- "¿Qué es esa cosa que da vueltas sonando tan lindo?".- dijo la joven.

La princesa tomó el huso y quiso hilar también. Pero nada más había tocado el huso, cuando el mágico decreto se cumplió, y ella se pinchó el dedo con él.
En cuanto sintió el pinchazo, cayó sobre una cama situada en la habitación y entró en un profundo sueño. Y ese sueño se hizo extensivo para todo el territorio del palacio. El rey y la reina quienes estaban justo llegando a casa, y habían entrado al gran salón, quedaron dormidos, y toda la corte con ellos. Los caballos también se durmieron en el establo, los perros en el césped, las palomas en los aleros del techo, las moscas en las paredes, incluso el fuego del hogar que bien flameaba, quedó sin calor, la carne que se estaba asando paró de asarse, y el cocinero que en ese momento iba a tomarle el pelo al joven ayudante por haber olvidado algo, lo dejó y quedó dormido.
El viento se detuvo, y en los árboles cercanos al castillo, ni una hoja se movía.

Pero alrededor del castillo comenzó a crecer una red de espinos, que cada año se hacían más y más grandes, tanto que lo rodearon y cubrieron totalmente, de modo que nada de él se veía, ni siquiera una bandera que estaba sobre el techo.

Pero la historia de la bella durmiente "Preciosa Rosa," que así la habían llamado, recorrió por toda la región, de modo que de tiempo en tiempo hijos de reyes llegaban y trataban de atravesar el muro de espinos queriendo alcanzar el castillo. Pero era imposible, pues los espinos se unían tan fuertemente como si tuvieran manos, y los jóvenes eran atrapados por ellos, y sin poderse liberar, obtenían una miserable muerte.

Y pasados cien años, otro príncipe llegó también al lugar, y oyó a un anciano hablando sobre la cortina de espinos, y que se decía que detrás de los espinos se escondía una bellísima princesa, llamada Preciosa Rosa, quien ha estado dormida por cien años, y que también el rey, la reina y toda la corte se durmieron por igual. Y además había oído de su abuelo, que muchos hijos de reyes habían venido y tratado de atravesar el muro de espinos, pero quedaban pegados en ellos y tenían una muerte sin piedad. Entonces el joven príncipe dijo:

-"No tengo miedo, iré y veré a la bella Preciosa Rosa."

El buen anciano trató de disuadirlo lo más que pudo, pero el joven no hizo caso a sus advertencias.

Para esos días, los cien años ya se habían cumplido, y el día en que Preciosa Rosa debía despertar había llegado. Cuando el príncipe se acercó a donde estaba el muro de espinas, no había otra cosa más que bellísimas flores, que se apartaban unas de otras de común acuerdo, y dejaban pasar al príncipe sin herirlo, y luego se juntaban de nuevo detrás de él como formando una cerca.

En el establo del castillo él vio a los caballos y en los céspedes a los perros de caza con pintas yaciendo dormidos, en los aleros del techo estaban las palomas con sus cabezas bajo sus alas. Y cuando entró al palacio, las moscas estaban dormidas sobre las paredes, el cocinero en la cocina aún tenía extendida su mano para regañar al ayudante, y la criada estaba sentada con la gallina negra que tenía lista para desplumar.
Él siguió avanzando, y en el gran salón vio a toda la corte yaciendo dormida, y por el trono estaban el rey y la reina.

Entonces avanzó aún más, y todo estaba tan silencioso que un respiro podía oírse, y por fin llegó hasta la torre y abrió la puerta del pequeño cuarto donde Preciosa Rosa estaba dormida. Ahí yacía, tan hermosa que él no podía mirar para otro lado, entonces se detuvo y la besó. Pero tan pronto la besó, Preciosa Rosa abrió sus ojos y despertó, y lo miró muy dulcemente.

Entonces ambos bajaron juntos hacia el gran salón donde el rey y la reina despertaron, y toda la corte también, mientras se miraban unos a otros con gran asombro. Y los caballos en el establo se levantaron y se sacudieron. Los perros cazadores saltaron y menearon sus colas, las palomas en los aleros del techo sacaron sus cabezas de debajo de las alas, miraron alrededor y volaron al cielo abierto. Las moscas de la pared revolotearon de nuevo.
El fuego del hogar alzó sus llamas y cocinó la carne, y el cocinero revolvió los pelos al ayudante de tal manera que hasta gritó, y la criada desplumó la gallina dejándola lista para el cocido.

Días después se celebró la boda del príncipe y Preciosa Rosa con todo esplendor, y vivieron muy felices hasta el fin de sus vidas.

******

ADAPTACIÓN:
  • El texto está escrito prácticamente igual que la versión que he escogido de los Hermanos Grimm.
  • Algunas palabras han sido cambiadas por otros adjetivos.

ANÁLISIS:

He elegido este cuento de “La Bella Durmiente”, ya que es uno de mis favoritos. Ahora, al leer la versión de los Hermanos Grimm, me doy cuenta como Disney tergiversa muchas cosas y como cambia algunos detalles que serían esenciales para contar la historia.

En la historia de los Hermanos Grimm,
  • Había 13 hadas.
  • La princesa se llamaba Rosa
  • No aparece el nombre del príncipe.
  • Tenían que pasar cien años para que la princesa despertara.
  • Después de cien años el muro de espinas se convierte en un muro de flores que se abren cuando el príncipe desea pasar.


En la historia de Disney:
  • Había solo 3 hadas más el hada malvada Malefica.
  • La princesa se llama Aurora.
  • Las tres hadas se la llevan fuera del castillo para que crezca alejada de todo peligro.
  • El príncipe se llama Felipe.
  • Una de las hadas hace mención a Rosa, cuando van a hacerle una tarta de cumpleaños en la cabaña donde vivían.
  • El príncipe tiene que luchar contra Maléfica y el muro de espinas para llegar hasta la princesa Aurora.

Los cuentos de hadas son importantes para la educación infantil debido a que además de producirles cierta diversión, ayudan al niño a comprenderse a sí mismo, a la vez que alientan el desarrollo de su personalidad. Los cuentos ayudan a desarrollar su imaginación, a desarrollar su intelecto y clarificar emociones.

Se despierta a la princesa con un beso de amor verdadero, de nuevo volvemos a ver como la mujer tiene que ser salvada por su caballero andante con un beso de amor verdadero. La mujer vuelve a ser protagonista una vez más de los texto folclóricos.

El héroe, el príncipe es reconocido por haber salvado a la princesa con un beso, ha cumplido su tarea. El héroe se casa días más tarde y accede al trono, ha obtenido su premio.

El uso de pincharse con la rueca se refiere a la llegada de la primera menstruación de la princesa, la llegada a la maduración de la muchacha.


TRABAJO EN EL AULA: 5 años de edad

Leeremos el cuento en clase unas cuantas veces, y cuando los niños lo tengan interiorizado, repartiremos un papel de la historia a cada niño de la clase. Todos podremos ser partícipes de la historia y la viviremos en nuestras carnes.

Los niños a los cinco años, disfrutan mucho disfrazándose e interpretando a un personaje que les puede parecer un héroe o alguien admirado.

Con el desarrollo de la identidad individual y su autoestima fomentaremos una vida imaginativa y rica que le ayudará a entender todo aquello que es real y lo que no lo es. También desarrollaremos el concepto de moralidad absoluto.

Cuando el niño interpreta un papel, se siente actor de la obra, el educador/docente, debe orientar a motivar la creatividad y el juego de libre expresión en el niño. Los textos pueden llegar a improvisarse, con esto permitimos la incorporación de elementos expresivos como la música, la danza y la plástica. En la dramatización pueden participar todos los niños.

La dramatización no necesita realmente una puesta en escena, más bien se trata de un juego realizado en el aula o en la escuela, con fines educativos para los niños.

CONCLUSIONES

Escogí estos tres textos folclóricos en forma de cuento porque recuerdo que desde pequeña el cuento siempre ha estado presente en mi vida. Mi madre nos introdujo esta modalidad desde bien pequeños ya que para ella la lectura ha sido siempre muy importante y así nos lo ha transmitido tanto a mi hermano como a mi.

La lectura oral aplicada en E.I. es un ejemplo claro de un cuento que puede ser contando tanto en familia como en el aula por los docentes, de forma que los prelectores (los niños) puedan acceder a ella de una manera rápida y sencilla.

A la hora de relatar o contar un cuento, se deben tener en cuenta una serie de factores importantes: como la entonación, el uso de onomatopeyas, el ritmo, el volumen, debemos captar el interés de nuestros lectores, que no siempre es fácil.

Debemos hacerles ver a los niños y niñas que la lectura es algo importante en todas sus modalidades, ya sea contar o narrar una historia, o escucharla de otra persona, con ilustraciones y sin ellas.

Principalmente me he basado en la edad de los 4 y 5 años para realizar las puestas en prácticas de las actividades. Siempre he disfrutado en el aula con un buen cuento y su puesta en práctica, como los títeres, que tanto llaman la atención de los niños, son un recurso educativo que podemos utilizar a la hora de contar un cuento o historia, reflejan muy bien los personajes y es una manera diferente a la versión ilustrada.

En esta tercera actividad, he podido comprobar que hay muchas versiones de aquellos cuentos que nos han contado siempre en nuestra infancia, o que hemos podido ver en la televisión como la compañía Disney, que muchas veces hace su versión particular de un cuento clásico y a veces quitan demasiados detalles que forman parte de la historia haciéndola insustancial.

En la edad de 4 y 5 años, los niños y niñas muestran su interés por los fenómenos de su entorno, acompañándolos de una breve explicación. El inicio de la conducta moral, aquello que está bien hecho y de lo que no lo está.



BIBLIOGRAFÍA

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Comentarios

  1. Buenos días,
    Lo primero quiero decirte que enhorabuena por tu análisis.
    Recuerdo que la princesa y el guisante lo tenía mi hermana mayor en una edición super bonita y mi padre nos lo leía a las tres. ¡Y yo no entendía como podía dormir encima de 20 colchones sin tener miedo de caerse! (Como ves no le daba ninguna importancia a cómo era posible que sintiera el guisante).
    Si bien el análisis posterior al cuento que has hecho es muy completo, creo que no es necesario, a no ser que sea como apéndice y no se vaya a aleccionar ni comentar a los niños. Como dijo Irune en clase, los textos folclóricos no tienen como finalidad enseñar nada, y no hay que intentar guiar a los niños en algún valor, sólo hay que dejar que los sientan y los disfruten.
    Me ha gustado mucho como los trabajarías en clase, y la edad que has elegido me parece apropiada.
    Sobre la niña de los fósforos, me parece un cuento tan triste, que cambiaría totalmente el final. Esto es una opinión, pero ¿es necesario que los niños de 4 años sientan la muerte de un personaje de cuento con el que se han encariñado? O por lo menos, pondría su triste final de forma metafórica: “y la niña desapareció y nunca se supo de ella”. Además, como lo tratas en el aula con guiñoles, quizás la sientan aun más cerca y pueda ser un poco traumático ¿no?
    Me ha gustado mucho el análisis que haces sobre las diferencias entre Disney y la versión de los hermanos Grimm de tu último cuento. ¡Parece mentira como cambia la historia!
    Muchas gracias por compartir tu trabajo y aportar tantas cosas interesantes.

    ResponderEliminar
  2. Hola!
    Primero me ha gustado mucho tu entrada ya que me han gustado los textos elegidos y lo completa que es.

    Estoy de acuerdo con carmen que estos textos no se cuentan con el fin de enseñar algo a los niños, si no que fluya en ellos la historia y con las preguntas posteriores ver qué se ha interiorizado en ellos.

    Me ha gustado la relación que has hecho de la bella durmiente de los hermanos grimm con la que conocemos todos.

    La edad de ambos textos la he visto apropiada y los cambios que harías tambien.

    Un saludo.

    ResponderEliminar

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Actividad 1: Análisis de un cuento de Autor_ ”Olivia y las Plumas” Como buena amante de la pintura que soy escogí el libro principalmente por su portada, había oído hablar de su ilustradora y me llamó mucho la atención que los dibujos realizados en la portada y contraportada y los enlazados con el texto estaban dibujados a acuarela, aunque posteriormente pasaron por una máquina de impresión para editar el libro. Conocí a Esther Gili, a través de una red social, donde ella tiene abierta su cuenta y comenta de vez en cuando sus pequeñas creaciones y los libros en los que va a participar. Esta artista titulada en la Escuela de Arte nº10 de Madrid, es la autora de los maravillosos dibujos que dan forma a la historia creada por Susanna Isern. A lgunos de libros en los que sus ilustraciones dan vida a los cuentos son: “El lenguaje de las olas”, “39 semanas: y mis experiencias como madre novata”, este libro es propio de la ilustradora, “Encantadas”, “Palabras de sirena”, y al

Análisis Técnica Lectura.- Actividad 3 - "¿A qué sabe la luna?"

Ilustración 1: Portada - ¿A qué sabe la luna? ACTIVIDAD DE LECTURA: “¿A QUÉ SABE LA LUNA?”  Título: ¿A qué sabe la luna? Autor: Michael Grejniec Editorial: Kalandraka Edición: 2005 Páginas: 36 páginas Edad recomendada: 2 años LECTURA CON CUENTO: Los niños en las etapas de Educación Infantil se encuentran en un momento de descubrimiento, investigación, ganas de aprender y de conocer todo aquello que les rodea. Imitan palabras, movimientos, acciones de los adultos, es el momento ideal para el aprendizaje. Los niños y niñas adoran los cuentos, les gustan las letras, les atraen, quieren descifrarlas. Desean conocer ese código secreto que existe para acceder a mundos maravillosos que se esconden detrás de las letras. Ellos mismos “leen” siguiendo con el dedo las líneas y recitando el cuento en su memoria. La lectura en voz alta tiene una función social de información, también es aquella en la que el destinatario último no es el lector sin